28.3.08
27.3.08
Preguntitas
Preguntitas, solo preguntitas.
26.3.08
El Campo
Todo el texto aqui: http://labarbarie.com.ar/2008/botas-curas-estancieros-y-empleados/#more-836
By Maria Esperanza
La plaza de las Trillizas
Hace rato que el campo seduce a la ciudad, tanto como la ciudad seduce al campo. “Yo estoy con el campo”, se leía ayer en las pancartas cuadraditas que exhibían jóvenes de look Cardon, una marca que, dicho sea de paso, tiene en Palermo su “torre rural”. Parece una bizarrada argentina, y acaso lo sea, pero en el sitio web de la marca que impuso la ropa de estancia entre jóvenes y adultos que de estancieros tienen poco, se indica que sus emprendimientos inmobiliarios se originaron en el deseo de que la gente del campo “se sienta en la ciudad como en su casa”.
Algunos barrios de esta ciudad, anoche, estuvieron con el campo, aunque no se sepa muy bien cuál es el lazo que se estrecha, más allá del espanto que los une, y que es el gobierno kirchnerista. Iba a pasar tarde o temprano, pero seguro iba a pasar ante alguna señal concreta de que había llegado la hora de redistribuir un poco, un poquito, algo de lo que tienen y nunca en la historia han cedido de buena fe o buena gana.
Las Trillizas de Oro lo supieron antes que muchos, y por eso hicieron buenos matrimonios: acabado hace rato su cuarto de hora, las chicas fueron noticia solamente porque las tres eligieron casarse con polistas. Hay un glamour polista que recoge cierta muchachada bilingüe, un toque de distinción en alpargatas, un manierismo de mate con la peonada, un aire de familia numerosa y divina que aunque argentina, es rubia y fina. La base social y cultural del nicho citadino que no tiene empacho en arrebatarles a los piqueteros sus piquetes y que desembarcó en las calles con entusiasmo de debutante, encanto del polista.
A propósito, el lunes 24 me equivoqué de marcha, y en lugar de ir a la de los organismos de derechos humanos aterricé en la de las agrupaciones de izquierda. Quien se atuviera a lo que allí se megafoneaba, jamás hubiese comprendido este país, que un día después, un solo día, ofreció en el mismo escenario el espectáculo del sector agropecuario forzando rebelión en la granja.
A pesar del arrebato con el que estas líneas están siendo escritas, hay al menos un par de cosas claras. Quien votó a Cristina Kirchner se presume que votó algo parecido a lo que pasa. Medidas que redistribuyan riqueza. ¿Por qué hasta ahora no se tomaron medidas como éstas? Porque medidas como éstas no son gratis. Porque la riqueza no se suelta. Porque no hay lógica ni ideología capaces de arrancarle a un sector privilegiado algo de lo que tiene. Porque a la redistribución de la riqueza hay que acompañarla y sostenerla y defenderla de la reacción que provoca. Porque para acompañar un proceso de redistribución de recursos y de asignación de torta hay que hablar claro, tener coraje y poner el cuerpo y la cabeza a favor de ese cambio. Porque es más fácil, desde un progresismo previsible, rancio y fofo, seguir boludeando con el bótox o las carteras de la Presidenta.
Hoy hay miles de personas en las calles con pancartitas que dicen “Yo estoy con el campo”, sin que eso signifique otra cosa que estar en contra de este gobierno y de las medidas que pueden rozarles las ganancias. Así ha sido siempre. Siempre han estado a favor de quien les done favores y en contra de quien se los recorte. No los mueve nada más que el bolsillo. No hay otra ideología que el bolsillo, aunque usen alpargatas y salgan de padrinos del hijo de un peón.
Sandra Russo
24.3.08
24 de Marzo Por Eduardo Aliverti
Hoy se cumplen 32 años del golpe y el periodista estaba repasando, como lo hace con atención especial cada vez que se trata de un acontecimiento de esa naturaleza, lo que en su momento o en varias circunstancias supo decir sobre el tema. Y volvió a encontrarse con una columna de hace unos años, respecto de la cual vuelve a parecerle que no tiene que alterar virtualmente nada. Y no está nada mal eso de sentirse ratificado.
Cabe seguir afirmando, para empezar, que el golpe del ’76 cambió a los argentinos hasta un punto que sólo los mediocres sin retorno (en fin, como todos los mediocres) son incapaces de advertir. Y que mucho más allá del apoyo declamatorio al sistema democrático, no hay correspondencia estricta entre el rechazo, el asco o la vergüenza por lo ocurrido y tolerado; y la práctica de esos sentimientos cuando se los traslada a acciones concretas. La historia oficial y el imaginario colectivo continúan arreglándoselas a fin de convencer(se) de que el 24 de marzo de 1976 desembarcó porque sí una banda de carniceros humanos que, también porque sí, perpetró una de las masacres masivas más escalofriantes del siglo XX. De modo que es significativo que, también siempre sin mella de su rol genocida ni de su carácter mafioso, haya que insistir en el papel de las Fuerzas Armadas como instrumento supremo de las patronales “económicas” locales y universales. La cuenta de cómo la civilidad no termina de adquirir conciencia acerca del para qué del terrorismo de Estado sigue vigente, al igual que no suponer por eso que el pueblo argentino volvería a ver pasar como si nada una determinación asesina de esa naturaleza. Pero muchas actitudes individuales y sociales, políticas y corporativas, pequeñas o enormes, ratifican igualmente la permanencia de bajos instintos inquietantes.
Es hacia ese sentido que el golpe de hace 32 años es definible como “vivo” en cada idiota que pide mano dura para acabar con la inseguridad urbana, como si sus causas no fueran estructurales y se tratase, otra vez, de arreglar las cosas a sangre y fuego. Lo mismo para el registro de que no hay una clase dirigente intermedia con cojones y eficiencia patrióticos, porque desaparecieron a los mejores cuadros militantes. Lo mismo para los gruesos sectores de clase media que, después de fantasear con el dólar barato y los viajes al exterior del cuarto de hora milico, volvieron a hacerlo con el amanuense milico Domingo Cavallo; y ahora con querer salvarse solos sin negrada sindical o marginal que les corte el tránsito (eso queda reservado para la comprensiblemente indignada gente del “campo”). Lo mismo para los periodistas y medios de comunicación apologistas del golpe, “intelectuales” del golpe, escribas del golpe, capaces de no ensayar ni un atisbo de arrepentimiento transcurridos más de 30 años (aunque bien puede decirse que si lo hicieran marcharían en contra de su propia razón de ser, en tanto son parte inescindible del poder, ayer y hoy). Lo mismo para las cúpulas eclesiásticas que bendijeron las armas y las torturas y las descargas de 220 voltios en las vaginas de las embarazadas, tan preocupados los príncipes de la Iglesia por el derecho a la vida. Lo mismo con las tribus de la policía, que no reconocen su origen pero sí su desarrollo en aquellos años de repartir el botín de las casas de los secuestrados. Lo mismo con los votos a las crías que vieron crecer sus empresas en la dictadura. Lo mismo con la explotación agropecuaria concentrada en unas pocas y monumentales manos. Lo mismo con una ley de Radiodifusión en la que persiste intocada la firma de Videla en 1980, tanto como la de Martínez de Hoz, de 1977, que regula la actividad bancaria y financiera. Lo mismo en el trabajo y el empleo precarios gracias a la desarticulación del tejido social, obras todas paridas por los monstruos de hace 32 años. Y lo mismo en cada oprimido que reproduce el discurso del opresor, y en cada pobre y cada pobre diablo que se enfrenta con cada pobre y cada pobre diablo.
Sigue también vigente que esta muy escueta lista puede ser cotejada con otra mucho más amena, conformada por aquello que enseña lo muerto del golpe: franjas juveniles e intermedias de todas las clases sociales, enemistadas a rabiar con el autoritarismo (al menos si se lo ve con lo que identifican como agresión a su individualidad, y no con la dictadura mediática que les pauta gustos y costumbres); una conciencia casi inercial respecto de dónde habita el enemigo; la probanza histórica del infierno a que condujo mirar para el costado. Y, cómo no, los pasos positivos que dio la política institucional, en este gobierno y en la primavera alfonsinista, en torno de juzgar a los genocidas gracias a la acción inclaudicable de los organismos de derechos humanos. Resta todavía –y de allí la historia oficial reacia a profundizar– el juzgamiento completo, o siquiera parcial, de los responsables económicos mandantes de los militares. Aquella respuesta del porque sí, a propósito de por qué desembarcaron esos criminales con uniforme un 24 de marzo de 1976, tiene saldo pendiente en los institutos de formación castrense, en el modo de enseñar la historia a los pibes, en los programas del periodismo “independiente”, en cada cómplice y en cada tonto que obvian profundizar las respuestas en cada casa, en cada discusión de las que todavía haya sobre lo que pasó, en cada displicencia familiar. Todo lo lejano que hoy parece el golpe se acerca, agazapado pero amenazante, cada vez que da lo mismo si extraditan a un represor, si parece del tiempo de las cavernas que juzguen a los culpables de los fusilamientos de Trelew y a la Triple A, si se busca la forma de acelerar los juicios a los asesinos. Cada vez que todo eso dé lo mismo, como da lo mismo cada día que pasa sin saber qué pasó con López, el golpe está vivo. Golpeado, pero vivo.
La lista que lo demuestra debe dejar en alerta constante a las franjas más lúcidas de la sociedad. Parece una obviedad hasta irrespetuosa, pero hay quienes cayeron en la inmovilidad, o en el conformismo, a partir de satisfacerse con algunas zanahorias que la inteligencia del poder supo mostrar.
El periodista insiste en creer que el listado debería promover alguna reflexión entre quienes creen que la muerte del golpe es absolutamente definitiva. Y quienes caen en la trampa de reproducir, bajo formas renovadas, el ideario de quienes hace 32 años desataron la más grande tragedia de la historia argentina.
Eduardo Aliverti22.3.08
rock and pelis en La Carlota
Este domingo 23 de marzo, se llevará a cabo el rock and pelis, propuesta cultural llevada a cabo por la gente del cineclub "9 reinas", la "dirección de la juventud" y el programa radial "la rebotadora pelota del rock and roll", movida que incluirá cortos locales e internacionales, y actuaciones de bandas de La Carlota.
Podremos apreciar trabajos audiovisuales de:
20.3.08
12.3.08
Cronología del Conflicto en Sudamérica (Jericles Genial)
Febrero 26, 2008.- El presidente de Ecuador denuncia ante la OEA que en los últimos quince años Colombia trasladó información súper secreta de sus países vecinos, oculta bajo el peinado afro del futbolista Valderrama.
Marzo 1, 2008.- El Cuarteto Imperial hace un recital en la frontera con Venezuela, lo que Chávez interpreta como un acto “provocador y de agresión encubierta”.
Marzo 2, 2008.- Por la llamativa ausencia de su líder “Tirofijo”, las FARC deciden reemplazarlo por su lugarteniente, “Balatorcida”, lo que significa un cambio en el rumbo ideológico del grupo guerrillero.
Marzo 3, 2008.- El ejército colombiano entrena al mítico arquero René Higuita, para que rechace los proyectiles enemigos con su archifamosa “Lagartija”.
Jericles
Marzo 4, 2008.- Chávez pasa 48 horas sin hablar de las FARC, ni de Colombia ni de su presidente Uribe, lo que los colombianos interpretan como un acto de “agresión y provocación”.
Marzo5, 2008.- Un mercenario argentino anuncia en Ecuador que irá “a internarse a la selva sólo a llorar, pueda ser que en su destierro sus ojos negros pueda olvidar”. Las autoridades no entienden el sentido folklórico de sus palabras y lo deportan.
Marzo 7, 2008.- La venezolana Catherine Fullop anuncia su gesto humanitario de ir a la selva colombiana para reemplazar a Ingrid Betancourt como prisionera de las FARC. Uribe y Chávez le niegan su voluntad, a pesar del ruego desesperado de los soldados de FARC para que sí vaya.
Marzo 8, 2008.- Lula se excusa ante Chávez por no darle su apoyo en tropas. “Yo enviaría a mis soldados a la selva, -dijo el líder- pero justo me agarró con un desabastecimiento de repelente para mosquitos…”
4.3.08
Rocanrol is death
Pablo Dacal